No nací en Jorcas, ni pasé allí mi infancia, de hecho hasta cerca de los 20 a penas lo había pisado y ahora tengo taitantos. Pero recuperé pronto el tiempo perdido, con un Pueblo así es fácil hacerlo. Los amigos que allí hice, desde muy pronto los sentí como "los amigos de toda la vida". Y si me siento de algún lugar es de allí y no de donde vivo.
Los actos de las Fiestas comenzaron dos jornadas atrás y se alargarán durante dos o tres más, pero me lo voy a perder. Este año no puede ser. Mi primer año sin Fiestas.
Pienso en la fiesta, claro que sí, pienso en los momentos de juerga desbocada, los destellos de los focos en la plaza, las sonrisas, los reencuentros, cantar a gritos las canciones de siempre agarrado a los de siempre, y ver cómo poco a poco amanece sin que la llama se consuma ... pero también recuerdo con cariño todo el esfuerzo que supone organizarlo, las preocupaciones, montar el escenario, tablas arriba, hierros abajo, neveras, carne y bocadillos, leña para la cena, poner carteles ... y sobre todo las tardes vagas charlando en la tasca, los paseos hacia el río, las comidas con la familia y las interminables cenas rememorando por ene-ésima vez aquella hazaña de años atrás.
Explican que las circunstancias hicieron que un año Luis Buñuel no pudiera estar en Calanda para Romper la hora. Tan triste estuvo de no poder vivirlo que contaban que agarró un reloj y lo estrelló contra la pared. No romperé nada, pero mis pensamientos están en Jorcas. Tiene una dualidad que me hipnotiza: por un lado es una tierra moribunda, dura e inóspita donde ocurren pocas cosas a parte de que crece el trigo y hace frío. Pero por otro lado es el País de Nunca Jamás para varias generaciones de Peterpanes.
Haced muchas fotos y explicádmelo todo cuando nos veamos.
Un fuerte abrazo!
Ángel Galindo Muñoz
11 de agosto de 2011
Los actos de las Fiestas comenzaron dos jornadas atrás y se alargarán durante dos o tres más, pero me lo voy a perder. Este año no puede ser. Mi primer año sin Fiestas.
Pienso en la fiesta, claro que sí, pienso en los momentos de juerga desbocada, los destellos de los focos en la plaza, las sonrisas, los reencuentros, cantar a gritos las canciones de siempre agarrado a los de siempre, y ver cómo poco a poco amanece sin que la llama se consuma ... pero también recuerdo con cariño todo el esfuerzo que supone organizarlo, las preocupaciones, montar el escenario, tablas arriba, hierros abajo, neveras, carne y bocadillos, leña para la cena, poner carteles ... y sobre todo las tardes vagas charlando en la tasca, los paseos hacia el río, las comidas con la familia y las interminables cenas rememorando por ene-ésima vez aquella hazaña de años atrás.
Explican que las circunstancias hicieron que un año Luis Buñuel no pudiera estar en Calanda para Romper la hora. Tan triste estuvo de no poder vivirlo que contaban que agarró un reloj y lo estrelló contra la pared. No romperé nada, pero mis pensamientos están en Jorcas. Tiene una dualidad que me hipnotiza: por un lado es una tierra moribunda, dura e inóspita donde ocurren pocas cosas a parte de que crece el trigo y hace frío. Pero por otro lado es el País de Nunca Jamás para varias generaciones de Peterpanes.
Haced muchas fotos y explicádmelo todo cuando nos veamos.
Un fuerte abrazo!
Ángel Galindo Muñoz
11 de agosto de 2011