Diario de las fiestas de la Virgen
2004 |
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Cena y dúo
Se acabaron orquestas y discomóviles, el lunes era el día de la cena y el dúo. Días atrás ya nos habíamos encargado de conseguir leña. Primero un ataque con motosierra y después estocada final con hacha, con la inestimable ayuda de Bea la leñadora.
Una legión de zoqueras se encargó de las patatas del primer plato. ¡Míralas qué guapas!
Mientras, unos cuantos zoqueros cocían la ternera en la era de debajo del castillo. Miguel Ángel le dio el toque de la experiencia.
Hacían falta caballetes y tablas para preparar las mesas y empezar a montar el primer plato. Como muestra: un viaje de caballetes.
La carne ya estaba casi a punto y decenas y decenas de platos de plástico se llenaban con lo que sería el primer plato.
Finalmente más de 120 personas nos deleitamos con la cena. Está todo mucho más rico que cuando contratábamos a una empresa de catering para hacer la cena.
Y tras el tripeo, un buen baile. El dúo tocó temas muy bailables y gustó mucho a los no-tan-jóvenes. No hacía falta que lo dijeran para que nos diésemos cuenta... no pararon de bailar!
Se entregó una placa a la nieta del recientemente desaparecido Pepe Martín en su memoria.
Mientras los no-tan-jóvenes no paraban de bailar, los algo-más-jóvenes se amontonaban por las esquinas de la plaza, destrozados tras varios días de trasnochar.
El dúo acabó de tocar en la plaza sobre las dos de la mañana, pero eran las tres y aún había ambientillo en la tasca. Fue una noche tranquila y agradable, una fiesta familiar.
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