Colaboración con la Web de Jorcas
Jorcas es un Pueblo
Jorcas no es mi pueblo natal pero como si
lo fuera. A ninguno de los que vamos a él se nos ocurre,
cuando nos preguntan fuera de dónde somos, decir que somos
de otro sitio si estamos en sus alrededores.
Jorcas es nuestro pueblo. Algo que no tantos
pueden decir que tienen, algo que ahora, en estos tiempos "malos
para la lírica" desde hace algunas décadas, es
un privilegio para chicos y grandes. Es un lugar de descanso, de
diversión sana, de trabajo solidario, de aprendizaje en ese
difícil arte de compartir y trabajar sin protagonismos por
una meta común y sin dejar de asumir, cada cual, sus personales
responsabilidades disfrutando también de los beneficios colectivos.
Lo hemos hecho entre tantos que durante siglos
lo levantaron y lo mantuvieron a los que hemos ido siguiendo nosotros
en una lucha permanente de no perder nuestros lazos con la historia.
Con nuestra historia personal y humana más próxima.
Sabemos de dónde venimos, guardamos ese tesoro pequeño
y alegre en el que estan recuerdos amontonados de generaciones y
en al que se añaden los nuestros cada día, cada año.
En nuestro "combate" no hay lamento
ni parálisis que nos haga conformarnos quejumbrosamente por
la realidad de nuestra época. Tal vez no creamos que Jorcas
vaya a quedarse vacío porque lo estamos levantando un poco
cada día entre todos.
No es un pueblo con el maravilloso Patrimonio
arquitectónico de tantos otros turolenses, es más
bien pobre en eso ¡no vamos a engañarnos!, sin embargo
tiene el encanto de la sencillez y la sensibilidad afortunada y
coherente de unos habitantes que no han pretendido hacerse "chalets"
donde antes había casas de piedra.
Al contrario, para lección y ejemplo
de otros muchos pueblos han utilizado y conservado sus fachadas
sencillas, sus piedras, sus tejas y alturas, sus ventanas e incluso
sus interiores, su horno, su imagen tan propia que casi nada ensucia
y daña la vista en su paisaje urbano. Algo que, cuando alguien
viene de otros lugares, admira y agradece y piensan que, en Jorcas,
todos sus habitantes conocen y respetan las leyes europeas sobre
la conservación del entorno. Se sorprenden al saber que somos
gente sencilla, que no sabemos de esas leyes nada y que sólo
la lógica y el cariño nos mueven a ese respeto que
tanto los admira.
Entonces empiezan a querer a este pueblo, desean volver a él
incluso a trabajar porque conservemos ese espìritu alegre,
jovial y solidario, comprensivo y colectivo que poco a poco, sin
prisa pero sin pausa, hace que nos mantengamos con Marcha.
No hay secretos, quizá el único
es el que encabeza esta web: Jorcas ES un PUEBLO.
Anónimo. 1998 aproximadamente.
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