Colaboración con la Web de Jorcas
...que nos queremos tanto...
... y tantas cosas podemos soñar hacer
y de tanto puede servirnos estar unidos a un pueblo como el nuestro
del que formamos parte, para mejorarlo.
Se ha mejorado entre todos muchísimo desde que empezaron
a hacerse fiestas. No sabemos si os habéis dado cuenta de
lo mucho que, sin duda, una cosa tan al parecer insustancial como
son esos dias de la Virgen de Agosto, han hecho por todo nosotros.
Pero quienes los vivimos desde el filo de la lejanía del
tiempo, incluso algunos desde las estrellas, podemos observar cómo,
casi imperceptiblemente, se han ido consiguiendo muchas cosas importantes,
más importantes que las mejoras materiales tan abundantes
y tangibles.
Y no hay que ser pesimistas: Claro que en
estos años y al sumar edad, se van gentes, queridas porque
son vecinos y, ¡qué maravilla!, a esos vecinos aunque
no son familia, les sentimos la ausencia y les brindamos, a falta
de que estén con nosotros, un trocito de nuestro recuerdo.
Conseguir ese recuerdo afectuoso es un logro permanente. Quiero
decir que ese es uno de los elementos a tener en cuenta y a agradecer:
tener un pueblo en el que cada uno somos tan personas que nuestra
ausencia se nota y se lamenta de verdad.
Claro que es difícil y nos hace temblar
sólo el pensamiento de que quizá llegue a ser Jorcas
un pueblo de veraneo con las casas vacías durante largos
periodos del año, es difícil pensar si eso puede tener
una solución o si cabe, como en otros pueblos ocurre, la
posibilidad de que, tal vez lentamente, cambie el rumbo de vacío
por otro esperanzador.
Pero lo imprescindible es hacer cuanto esté
en nuestra manos y en nuestra cabeza para evitar las fisuras. Esas
que son tan fáciles de crear entre las distintas generaciones
porque el sistema social, hoy más que nunca, impulsa a hacerlo.
Y contra esa posibilidad hemos de estar en guardia.¡Somos
tan pocos que no tenemos el privilegio de crear distancias entre
niños, jóvenes, adultos y mayores!
Nuestro modelo de fiestas creo que nació
no de un deseo únicamente de fiestas sino de un deseo más
profundo de mejora y convivencia entre todos y para cuantos somos
o nos sentimos de Jorcas. Los entonces jóvenes creyeron y
apostaron por esa idea, trabajaron por ella y nos hicieron volver
a trabajar e ilusionarnos por ella materializándola en ese
lugar del que salimos un día y al que queríamos con
todos sus defectos y los nuestros, con todas nuestra viviencias
infantiles y nuestros afectos familiares.
Volvimos a darles importancia a esas personas
mayores que estaban permanentemente allí cuidando nuestras
casas, volvió a sentirse vida propia en las calles, cambió
poco a poco la faz del pueblo. Y nuestros hijos crecieron con la
ilusión de llegar a un sitio donde la naturaleza les enseñaba
cosas que en las escuelas no conseguían ver más que
en foto, donde no hacía falta llevarlos a campamentos porque
ellos tenían el suyo propio, más completo y libre
que ninguno, sin que hubiera monitores, con toda la fantasía
que de ellos saliera.
Aprendieron a trabajar en algo solidario
sin discursos teóricos sobre la ayuda mutua y colectiva,
aprendieron ¡tantas cosas! necesarias en la vida sin llegar
a saber que las estaban aprendiendo, igual que nos pasó a
los mayores: Dejamos de pensar sólo en lo de cada uno para
echar una mano como algo natural, porque para eso sirven los saberes
de cada cual y nos dimos cuenta de que todos los oficios y todos
los trabajos son igual de necesarios y valiosos y todos los brazos
son precisos para ponerlos a disposición de una comunidad
que es nuestra y mejora más cuanto más se aporta colectivamente.
Miro las fiestas y lo que detrás de
ellas ha existido y quiero que siga habiendo para que este trozo
de sueño real y posible no termine porque aquí es
en el único sitio donde quizá la utopía sencilla
y humana de cada persona se hace realidad.
Sé que, a lo largo de los años
hemos perdido personas tan queridas que sólo quizá
desde las estrellas nos miren cada agosto y paseen con cada uno
de nosotros por las calles, las montañas y trozos de carretera,
fuentes y atardeceres que hacen naranja y violeta la luz de este
Jorcas tan pequeño.
Miro el pueblo y realmente pienso que Jorcas
no es lo que vulgarmente se llama un pueblo sino que representa
todo el significado de esa palabra, con su peso magnífico
e íntimo: una comunidad humana. Llamo a los jóvenes
que cada día se hacen más adultos y más como
nosotros para que no caigan en los muchos errores que nosotros caemos.
Ellos tienen una "televisión" estupenda en este
pueblo para ver qué y qué no deben hacer, qué
deben corregir y cómo deben hacer. Ellos deben exigirnos
que salgamos de ese apoltronamiento en que la comodidad nos hace
caer a casi todos, parapetándonos en los años como
si fueran el muro de excusas y justificaciones absurdas.
Llamo a los que se acercan a los 30 o los
sobrepasan hasta los ... porque tenemos la obligación de
seguir mejorando las muchas cosas que podemos y debemos aportar
y a esos jóvenes aún no corresponden. Tenemos, entre
otras cosas, un pueblo con multitud de titulados universitarios
y personas que podrían ayudar con sus conocimientos a tantísimas
cosas. Tenemos un pueblo que es, porque lo sentimos nuestro también,
como un laboratorio en el que podemos experimentar nuestra ideas
de mejora y aumentar nuestro bienestar común con muy poco
esfuerzo individual.
A Jorcas se le conoce en muchos sitios como
un pueblo "especial" porque ninguno ha tenido ese dinamismo
y esa fuerza positiva que ha demostrado y demuestra su gente. ¿Una
web en Internet de la calidad de la nuestra para un pueblo de 50
habitantes? ¿Sabeis el asombro que produce en quien la ve?
¿Sabéis que, con diferencia, ni la de Zaragoza con
todo su poderío es tan buena como la nuestra? ¡¡¡Gracias
Alberto y Marcel y tantos que en la sombra la haceis!!!
Perdonad esta larga reflexión. Pero,
permitid, que además, llame a la conciencia de mi generación
y de todas para que no se pierda ese espíritu que durante
tanto años ha hecho que Jorcas sí sea realmente UN
PUEBLO.
Anónimo. 1998 aproximadamente.
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